Tenia sueños, sueños materiales, alguno imposible e inalcanzable, pero cuatro años atrás una enfermedad me dio un gran revolcón y mi vida giro 360 grados.
Llego sin avisar y apenas tuve tiempo de prepararme para afrontarla. En poco tiempo me vi inmersa en un proceso de cirugía y tratamientos que me paralizaron física, mental y emocionalmente. Durante algo más de un año y medio no fui yo, pero en los pequeños momentos de respiro aprendí a soñar.
Soñaba con el cariño de mi familia , con los amigos que estaban cerca de mi , con los médicos que tanta ternura repartieron durante los tratamientos, con lo corta que es la vida y lo fácil que se nos escapa y sobre todo soñé con vivir el presente.
Vivir el presente con las personas que tengo cerca y soñé con algunos proyecto que no he podido cumplir.
Cuando me empezaba a recuperar, la vida me dio otra lección y entonces nos cambio la vida a toda la familia. Nos volvimos a levantar y aprendimos a soñar más en el presente.
Soy muy afortunada, la vida me ha dado experiencias únicas y me ha fortalecido interiormente. Aunque tenga secuelas físicas cada mañana sonrió a la vida y me siento orgullosa de mi familia.
Hoy cumplo 53 años y más que los regalos agradezco que estemos todos juntos y podamos seguir con nuestros sueños.