Sin suelos en algunas de las habitaciones,
la casa iba tomando forma. Los papeles lucían y el piano emitía tímidas notas
desde el desván, solo le había costado unos pocos euros en un mercadillo. Una cómoda
y un secreter esperaban en el salón vacio
su definitiva ubicación. No le habían costado mucho trabajo y en su construcción había descubierto
un nuevo mundo. La calidez del hogar, un jarrón con flores del día que le había
enviado Mati, desde Sevilla, un regalo por su cumpleaños.
1 comentario:
Que monada de casita!!!
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