Apenas faltaban dos semanas para
el cumpleaños de Pablo y aun no teníamos perro. Los dos tenían muchas ganas,
cada vez eran más insistentes pero no acababa de decidirme.
Un animal domestico, pequeño, no
da guerra, apenas molesta, te hace mucha compañía y le coges cariño, me lo decía
todo el mundo. A mí no me convencían esas palabras.
Después de enseñarme un par de
días unos cachorros de adopción por internet, estando acostada con mi hijo me
tire a la piscina y le propuse ir a buscar uno para su cumpleaños. No lo dudo, al
día siguiente acudió con su padre a por él y aquí esta, se llama Luka y nos
estamos haciendo amigos.
No es fácil la convivencia, el día
a día te cambia mucho. Ahora mi marido tiene que madrugar para sacarle a pasear,
te quita el sitio en el sofá, te roba la zapatilla e intenta subirse a tu cama,
la casa huele de otra manera (eso dicen que es cosa mía) y sus juguetes están por
todos lados, pero cuando te mira con su orejita caída y levanta una patita se
te cae la baba.
1 comentario:
Si es que estos enanos te roban el corazón en dos segundos y además aportan valores a los niños que los mayores no sabemos transmitirles de una forma tan natural. Disfruta del pequeñajo
Publicar un comentario