17 de diciembre de 2008

ESPIRITU NAVIDEÑO

No hace ni dos días que hemos vuelto de vacaciones, que los peques han empezado el curso y que la depresión económica ha comenzado a dejar huella y alarma… Pero llega la Navidad, esos días en los que por obligación hay que ser más feliz, más alegre , más bueno, más amable... esos días en los que te salen comidas y cenas hasta con el que te puso la zancadilla a principios de mes, en los que tenemos los mejores propósitos e intenciones, en los que vemos a la familia en la que no pensamos el resto del año, en los que nos acordamos de los que están aquí y de los que se han ido, en los que aparcamos los malos pensamientos y nuestros sentimientos y entramos de lleno en una Fiesta durante dos semanas: cena, comida, restos de comida, otra vez cena, de nuevo comida …

Parece que disfruto la que más, pero en mi interior son unos de los peores días del año, no me siento alegre, no me siento feliz, no me gusta fingir, no me gusta mentir... me parece una gran borrachera cuya resaca al final es fatal.

La fiesta es para los niños (magia e ilusión) y para los abuelos (difícil vernos todos hoy en día). Como cualquiera decoro toda la casa, Papá Noel por aquí, guirnalda por allí, el Belén de P., la bota de A…. y el Árbol de Navidad, me cuesta dos días montarlo todo, primero rama a rama, luego las ocho cajas de adornos y las 600 luces (Sebastián estará contento).


Tengo la suerte de ser la primera cita de la Navidad, cenamos 13 en mi casa y el más contento es P. Le gusta poner la mesa, me ayuda a limpiar y colocar, quiere cocina; yo se que lo que más le gusta es que sus primas se quedan a dormir, pues duermen los tres juntos y se levantan corriendo para ver si el cascarrabias de Olentzero ha dejado regalos junto al árbol. Y esos ojos brillantes; abrir nerviosos los regalos, papel aquí, papel allí. Este año se que va a ser apoteósico, P. no se lo va a creer.

Ya tengo preparado el menú, aunque como siempre habra modificaciones de última hora:
mejillones rellenos; rebozados de patata y gamba; pastel de puerro y langostinos; ensalada de manzana, piña y txangurro; langostinos y navajas a la plancha; cordero ( esta vez a la cazuela);
y los tradicionales dulces de Navidad.

2 comentarios:

Ana Iturgaiz dijo...

Estoy contando las horas para saborear esos maravillosos mejillones y ¡por supuesto! todo lo demás, de ver el majestuoso árbol que colocáis en el salón y beber con la cristalería que con tanto primor nos preparas todos los años.

Muchos Besos. Tu cuñada (la exiliada).

Anónimo dijo...

Hola Nana,

acabo de ponerte nombre y apellidos. He de decir que no es que sea perspicaz, sino que Ayr, cuando le he dicho que me habían gustado los blogs que tenía colgados en favoritos, en especial, el de Cosas de Nana, me ha dicho: ¡Pero si es S.!
Te tengo fichada en favoritos, me ha gustado muchísimo. Seguiremos atentos a los avances del blog.

Un abrazo,

Bea