3 de febrero de 2009

A Perico le gustaba vivir cada día. Todas las mañanas su mama le recibía con un amoroso beso y una gran sonrisa, el desayuno relucía en la mesa y por la ventana entraba un rayo de luz que alegraba toda la estancia.
De camino al autobús, el frutero y el panadero saludaban y bromeaban a su paso.
En el colegio jugaba y sonreía con sus amigos, le gustaba aprender y su profesora era muy cariñosa con el.
Los fines de semana disfrutaba del tiempo libre con sus padres y primos.

Pero, un día Perico se levanto triste, no quería vivir cada día, su mama lloraba , la luz ya no entraba por la ventana, el viento golpeaba los árboles, el panadero ya no salía a saludarle y sus amigos no jugaban con el en el colé.
Los fines de semana llovía y llovía y no podía disfrutar de los juegos con sus primos.

Perico comenzó a sentirse mal, no tenia ganas de jugar, no quería comer, no quería ver sus dibujos preferidos, ya no sonreía, se vestía con un pantalón vaquero negro y una camiseta oscura, todo en el era langido y triste.

Tumbado en la cama de su habitación, Perico comenzó a hablar con los dibujos del papel de la pared. Al principio hablaba el solo, pero a medida que el se iba olvidando que hablaba consigo mismo, Perico comenzó a sonreír, el rayo de luz entro por la ventana y el teléfono volvió a sonar, eran sus amigos y querían jugar. A Perico le volvió a gustar vivir cada día.

El sentimiento es el resultado de una emoción, a través del cual, el consciente tiene acceso al estado anímico propio.

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