25 de agosto de 2013

LUKA

Apenas faltaban dos semanas para el cumpleaños de Pablo y aun no teníamos perro. Los dos tenían muchas ganas, cada vez eran más insistentes pero no acababa de decidirme.
Un animal domestico, pequeño, no da guerra, apenas molesta, te hace mucha compañía y le coges cariño, me lo decía todo el mundo. A mí no me convencían esas palabras.
Después de enseñarme un par de días unos cachorros de adopción por internet, estando acostada con mi hijo me tire a la piscina y le propuse ir a buscar uno para su cumpleaños. No lo dudo, al día siguiente acudió con su padre a por él y aquí esta, se llama Luka y nos estamos haciendo amigos.

No es fácil la convivencia, el día a día te cambia mucho. Ahora mi marido tiene que madrugar para sacarle a pasear, te quita el sitio en el sofá, te roba la zapatilla e intenta subirse a tu cama, la casa huele de otra manera (eso dicen que es cosa mía) y sus juguetes están por todos lados, pero cuando te mira con su orejita caída y levanta una patita se te cae la baba.



1 comentario:

Crisent dijo...

Si es que estos enanos te roban el corazón en dos segundos y además aportan valores a los niños que los mayores no sabemos transmitirles de una forma tan natural. Disfruta del pequeñajo